Wednesday, November 29, 2006

Aprender a conducir


Mi profesor de autoescuela se llamaba Guillermo: rostro enjuto, ojos azules; por lo demás, navarro. Antes que a mi, enseñó a conducir a dos de mis hermanos y a todos mis primos. Era amigo de la familia, claro.

Reconozco que mi despiste crónico y absoluta falta de coordinación podrían atormentar a cualquiera, por eso no le culpo de haberme llamado tonto de capirote, de eharse a correr. Los peores dias, le provocaba taquicardias y diversos tics nerviosos en nuca, párpados y orejas. Sin embargo, aunque de vez en cuando lanzase algún graznido y otros improperios, parecía disponer de paciencia ilimitada. Sus razonamientos rebosaban esa sabiduría adquirida sólo a base de experiencia:

Javi, Javi, Javi... ¿Conducir, difícil? Bueno, puedes hacerlo todo, todo, todo lo difícil que tu quieras.

Con la vida, pienso ahora, pasa un poco lo mismo.

3 comments:

  1. Anonymous1:28 AM

    Queridos lectores de el Canódromo y amigos de J. Mañana, viernes 1 de diciembre es el cumpleaños del autor de este blog... J. se nos hace mayor... Aunque para mi un año más... un año más joven.

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  2. Anonymous8:00 AM

    Viva el autor del Canodromo cumpleañero!

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  3. Anonymous6:37 PM

    Siempre recordaré a Guillermo mordiendo el bolígrafo, y mirando hacia el frente con el cuello rígido.

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