
Mi móvil saltó del bolsillo y se cayó por las escaleras de caracol. Plim, plam, pom, toc, clinc, clonc, clinclinclin. Qué despilfarro de volteretas. Ahora es sólo una sombra –sombra puñetera- de lo que fue. Sin embargo, tan puñetero, sigue conectándose a internet por su cuenta cada mañana, sacando fotografías al bolsillo del pantalón y llamando a horas intempestivas a cualquiera que tenga la desgracia de pertenecer a la agenda (aquí manda el azar).
Tiene ahora –además- otro vicio, sólo funciona correctamente desde cualquiera de mis dos camas: la de Mutilva y la de Barakaldo. O sea que, si me llaman, necesariamente he de correr hasta la habitación y tumbarme en el catre para que se me escuche:
J., tienes voz de dormido, ¿te encuentras bien?
...bueno...
Maldito móvil el tuyo, cuántos disgustos...Y lo peor es la incomunicación...
ReplyDeleteno hay porque poner excusas para visitar camas!
ReplyDeleteVaya. Un teléfono con mucha personalidad. Me recuerda a una novia que tuve.
ReplyDeleteAh fariseo... mañana te llamo (viernes) y llamó, llamó el silencio...(sabado)
ReplyDeleteNo te me transformes en más judas que a quel que porta boina
Silencio
Las novias tambien hacen clinc-clinc- clinc.
ReplyDeleteFue imposible. Perdóna, wey.
ReplyDeletepitxitos también quiso y... entonces fue imposible para mi tb.
ReplyDeleteCuestión de silencios, coberturas y siniestros envites peregrinos
Silencio
Mi hermana se enojó el otro día y tiró su movil contra la pared. Anda como si no le hubiera pasado nada. Y ella dice que ese celular es una cagada.
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