
Mamá no me ha castigado muchas veces y, cuando lo ha hecho, casi siempre se ha apiadado de mi antes de cumplir la pena. Pero una vez, y esta es la excepción, al apartar un plato de judías verdes, no quiero, no quiero ésto, dictó sentencia de inmediato: bien, no quieres las judías, pues un mes sin patatas fritas. Las madres saben dónde pinchar. Yo tenía siete años.
Supliqué sin éxito en cada comida, mamá, ¿Ya, mañana?. Y ella firme, quedan dieciséis días.
Nunca olvidaré ese castigo, ni tampoco la montaña enorme de patatas que mamá sirvió en mi plato al cumplirse el mes.
¡¡Malas -a veces- las mamás!! Cuándo aprenderán que hay cosas con las que NO se juega: con las patatas fritas, por ejemplo; son una cuestión MUY seria...
ReplyDeleteAhí, Ahí le has dado, Marta. Experimentos con gaseosa.
ReplyDelete¿¿¿un mes sin patatas fritas??? yo, creo, o mu hubiera muerto de hambre o habría aprendido a cocinar! jejeje... la necesidad aviva el ingenio!!
ReplyDeletepd:¿te parece que ponga un enlace que vaya de mi "bloc" al tuyo?
¡Santa!
ReplyDeleteMe gusta tu madre :-)
ReplyDeleteTambién me gustan las judías, que conste :-D
Ahí quería yo llegar, eresfea.
ReplyDeleteGracias, servidora.