
Los niños no pierden el tiempo preguntándose si es posible o no volar. Simplemente vuelan. Diréis, quizás, con sensatez de personas mayores que han olvidado: pero no es real, esos pies pisan el suelo. Y mientras, ellos tan lejos. Más lejos que todo aquello que alcanza la vista.
En la imagen, Catita, con alas, sobrevolando tejados. Mirad los coches, parecen hormigas.
Les envidio siempre. Hoy más.
ReplyDeleteFreeeeeeeeeeeee, as a bird....Yo también les envidio.
ReplyDeleteY cuánto me gustaría volar con Catita!e
Pues si. Y fíjate que si fueramos niños siempre nos evitaríamos esos desagradables aviones... ejm
ReplyDelete