
Nos dirigíamos a la mesa por la pecera, después de sacar dos cafés-laxantes de la máquina. Susana chupaba la espuma de la cucharilla y yo revolvía, distraído, el azúcar en polvo.
Cuando doblamos la esquina, Susana se echó a reír. Yo retrocedí un poco y miré hacia atrás:
- Díme que no.
- Si, Javi. Sí.
- Por amor de Dios, mujer.
Después de tres meses, he conocido a uno de mis dobles en la facultad: cara de panoli, gafas de pasta; patillas, pelo castaño con flequillo; ojos pequeños, boca de pez. Y un horroroso tatuaje en el antebrazo izquierdo. De la ropa ni me acuerdo.
Supongo que cada uno tiene el clon que se merece.
El otro día me confundieron con Brad Pitt. Soy muy parecido.
ReplyDeletePuedes esconderte de la muerte, quizás......
ReplyDeleteHasta ahora no encontré alguien que fuera muy parecido a mí. Pero sí conozco a seis o siete personas con mi mismo nombre. Y uno de ellos es muy famoso. Pero no soy yo.
ReplyDelete