
Jugábamos a los barquitos, en el colegio, para aliviar el tedio de las clases. Nos agazapábamos detrás de los pupitres y, con papel y boli, apuntábamos las coordenadas.
¡Mierda, hundido!
Hasta el día en que un profesor hizo redada.
El mensaje de después fue escueto. Se puso, en realidad, un poco triste:
Sólo jugáis a los barquitos cuando estáis aburridos. Nadie juega en casa a los barquitos. Bueno, casi nadie.
Nos hizo pensar.
Ya no volvimos a jugar a los barquitos.
Habían perdido todo el romanticismo.
Algo parecido pasa con los blogs.
El lunes nos leemos. O el domingo por la tarde, después del fútbol.
Los barquitos de la imagen son de Susana Romano.
Hombre,no. Los blogs son una compañía constante...
ReplyDeleteClaro, claro. Jajaja...
ReplyDeleteYo no creo que ocurra eso con los blogs pero sí con los barquitos y el tres-en-raya... Sólo en el cole y cuando el profesor andaba cerca: la gracia del asunto estaba en jugar cuando no se podía y, a más "peligro", más divertido. Casi lo había olvidado...
ReplyDeleteHay excepciones, siempre las hay. Pero pasa. Sí.
ReplyDeleteJ (punto), tú también escribes (y presumo que lees entre viernes y lunes.
ReplyDeleteJ., no te tires a dar, que tú cada día sacas una flota a navegar. ¡Qué produccción blogera!
ReplyDeleteEs que trabajo mucho...
ReplyDeletey si trabajas tanto, para qué necesitas la publicidad?
ReplyDeletepor unos centimillos al día???
por favoooor ....
aaagggg!
Uno siempre quiere más. Aunque sean céntimos.
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