
Quise cambiar de grupo: no soporto a este neurótico. Lo cierto es que, en clase, no dejaba de incordiarme con sarcasmos; yo devolvía sus boleas con dejadas. La situación se hizo idifícil y decidí hablar con él, antes de que el asunto acabase en una discusión acalorada.
Así que una mañana entré en su despacho y, hablando, nos fuimosconociendo -teníamos mucho en común: afinidades, pequeñas manías e, incluso, ciertas obsesiones-. Nos hicimos amigos. Pero cuando digo amigos, me refiero a amigos de verdad.
Con cada palabra, Iñaki derrumbaba un pedazo de muro. Recuerdo que, aquel día, me enseñó en el ordenador una anotación: sabe dibujar. Pasa. Es la clase de alumno que no me interesa. Más adelante, confesó que al principio pensaba que yo era gay: siempre andabas rodeado de chicas, pero con todas de la misma manera. O sea, que no estabas con ninguna. Cuando recuerdo estas cosas, la risa me produce espasmos y repito en voz alta la misma expresión: puto Iñaki.
Durante cuatro años, Iñaki ha sido el punto de apoyo fundamental en la carrera y dudo que hubiera podido llegar hasta el final sin su compañía -los amigos se acompañan-. Hemos disfrutado juntos los buenos momentos y ha estado presente en los malos. Y en esos, en los malos, nunca me ha arengado con discursos preciosistas, o sensibleros, sino con ganchos durísimos de sinceridad.
A parte de amigo, y no por amigo, es el mejor profesor de la facultad. Iñaki se involucra con los alumnos al punto de hacerse cargo de sus problemas personales. Y exige, exige mucho porque sabe que sólo se aprende con trabajo. Pero lo que más me impresiona es cómo enfoca las clases: dilatando la frontera entre la asignatura y la vida, toma decisiones, involúcrate, analiza, distánciate.
El viernes no pude despedirme de él.
Mejor así.
Es muy dificil despedirse de él...A mi me preguntó si todo iba bien..y al final...
ReplyDeleteMe dijo que me parecía a una actriz de una película, y siempre guapa, no había otras palabras, eso me hacía saltar los colores.
Siempre me dió la sensación de que veía a través de mis ojos, pocas veces hablaba con él...y me arrepiento, pero aún así preferiero llevarme el recuerdo que me toca llevarme: ternura y templanza.
Sé que es feliz, porque cada mañana tras oir su nombre, despistado; giraba la cabeza con una sonrisa...esa que delata, que dice mucho con tan poco.
Y está bien,bien bien.
Saber que está allí, en su despacho, tranquiliza.
Le veremos, porqué no, como a todos. Porque todos estamos, todos somos.
Es dificil despedirse de alguien aquien quieres mucho.
ReplyDeleteDifícil de ver.
Y eso lo asumo.