
Sin quitarse el abrigo ni decir palabra alguna, Franco saca un recorte del bolsillo. Lo despliega encima del mostrador y le pasa la palma de la mano:
- …
- Vaya, Franco. Una estrella. Qué bonita, ¿eh?
- Si quieres te enseño cómo se hace, Javi.
Nos miramos.
- Claro. Pero luego, al final de la clase.
Franco es nuestro niño peruano. Tiene seis años; sus ojos de negrura impaciente claudican a una sonrisa resignada.
- Haz un dibujo de Navidad, ¿vale?
- ¿Lo que quiera?
- Eso es. Lo que quieras.
Cuando acaba la hora, me enseña lo que ha pintado: un paisaje nocturno y nevado, con Papa Noel, una cabaña y la luna huevo. Un cable con bombillas de luz taciturna cuelga del cielo. No hay estrellas.
Que mala leche llamarle Franco. Al pobre chaval le tendrán frito con la letra del himno español-la de toda la vida, si, esa, la del culo blanco-.
ReplyDeleteJavitxu, Santo Tomás el viernes, ¿trabajas?
La única que encontró la guardó en su bolsillo. Y a ti, te enseñó cómo hacerlo.
ReplyDeletequé guay!!! ¿¿¿sabes hacer estrellas??? yo quiero aprender!!!!
ReplyDeleteEs que la estrella ya la tenía, no tuvo necesidad de pintarla. Saludos.
ReplyDeleteTe releo y pienso que algunos nacen con estrella y otros estrellados! jejeje
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