
Los amaneceres se deslizaban pesados arañando el calendario, como una cortina de agua cenicienta la inmensidad de un corredor desierto. Idénticos amaneceres embalsamados en humo y lecturas, tratando de descifrar el teorema de la perfecta geometría que nos separaba. Y luego encontraba tus huellas. En cualquier lugar encontraba tus huellas siempre.
Las huellas se dejan para que otro las encuentre.
ReplyDeletetambién delatan...
ReplyDeleteY deben ser huellas que no se borren.
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