Una llamada de teléfono y su voz, seis años después.
1999:
“Silvia tiene frío; le presto mi abrigo azul de paño, inmenso, y esconde sus ojos azules: lo sabe todo, explica, y que yo también. Hablamos de Descartes y descubrimos que, en realidad, no sabemos nada, y nos ponemos a bailar”.
Hay llamadas de teléfono pertubadoras... y otras que te salvan la vida... otras que se esperan minuto a minuto... aunque pasen años, como en este caso. La pena es no saber nada, por qué un abrigo, por qué Descartes. Yo quiero saber qué pensó ella... y por què fui yo la persona que descolgó ese teléfono, aún cuando la llamada no era para mí. Yo esperaba otra voz, su voz...
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