Antes de pintar
Me tomo un café mientras hojeo La Universidad Desconocida. La escritura de Bolaño es síntesis. Esencia.
Nadie te manda cartas ahora Debajo del faro
en el atardecer Los labios partidos por el viento
Hacia el Este hacen la revolución Un gato duerme
entre tus brazos A veces eres inmensamente feliz
Contagiosa.
5 Comments:
Sobre Bolaño, el mejor negocio que hizo fue morirse...
Sobre nodisparenalpianista, el mejor negocio que haría sería no decir tonterías...
Tranqui Anonimous, no te pongas nervioso y no leas lo que no he dicho.
Tú observa qué caso le hacía la peña a Bolaño cuando caminaba como alma en pena por la calle Tallers, cuando le costaba Dios y ayuda reconocimiento, cuando aún no tenía editores potentes. Tú mira ahora cuando se dan de tortas por publicar lo que sea que lleve su marchamo, cuando se han decidido a desempolvar sus primeras ediciones, como ha hecho Seix Barral. Por no hablar de Anagrama, que se negó en redondo a cumplir su voluntad de editar 2666 en tres obras en lugar de un solo tocho.
Y, mejor aún, los tontos de la boina enroscada que se dedican a sobar sus libros en La Central, aregalarlos y a decir "es que yo ya lo conocía de antes" mientras piden envoltorios para regalo. Porque regalar Bolaño es tan fetén que no veas.
De lo que le he leído, me gusta su estilo y tiene muy buen nervio, pero me aburre su intento experimental. He de leerme el falso libro sobre los nazis.
Y ahora aclaro lo de la ironía, porque parece que no es lo bastante clara: el negocio con Bolaño autor ha sido su muerte. Porque desde entonces la catetez gauchedivine (que persiste, jolín) lo pone por las nubes y los editores de El Acantilado, Anagrama, Seix y alguno más hace duros a su costa. Como Elvis, Lennon, o hasta el pobre Syd Barret, el asunto Bolaño me recuerda la lista aquella de los difuntos que más pasta generan.
Aparte de ello, queda su trabajo, que es lo que interesa.
Buen apunte, pianista.
Según hablaba con Pierrot le Fou, Bolaño pidió a Herralde publicar 2666 en seis partes (no tres, lapsus) porque él ya le veía la sombra a la Parca y quería alargarle los derechos de autor a la santa y a sus churumbeles. Herralde -ete es el bueno, tela- no tragó y convenció a la viuda de que era mejor sacarla en un solo volumen.
Por lo que fuese, la voluntad del autor quedó en segundo plano. Pero seguro que Herralde tuvo razón.
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