¿Quien teme a los malos?
El señor de los Anillos. Emerge, de un pandemónium de fuego y humo, Mordor. Papá, ensimismado, que se inclina en la butaca y señala aquello como si estuviese aquí mismo, en el cuarto de estar, y no atrapado en la pantalla del televisor. Sale de sus pensamientos e intenta retomar el hilo de la película:
- Esa... es la casita de los malos, ¿no?
Se acabaron la Tierra Media, Tolkien, el anillo, los Bolsón, Jackson, demás Hobbits, Golum, Gandalf y la madre que los parió a todos. Al cuerno.
Prefiero mirarle a él, que retoma su posición de origen, acurrucado en la butaca y entrelazando los dedos de las manos sobre el pecho. Un genio de ojos límpidos, la casita de los malos. El universo se vuelve un hogar cálido y benevolente, sin fisuras.
Vuelvo al televisor, pero sólo puedo imaginarme ya al gruñoncete de Sauron preparando una barbacoa con piñata en el jardín de su casita. Para sus amigos.
5 Comments:
Pobrecillo Sauron. Todo su imponente poder arrebatado de un plumazo... Casi da lástima.
Dale uchs recuerdos y un abrazo muy grande, por faor.
ES lo que tienen los padres. A veces inspiran ternura.
Muy bonito.
Y qué sería de nosotros sin los papás... Que nos enseñan a no tener miedo a los malos y a nada. Otra cosa es lo que aprendemos...
Grandioso.
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