
No denuncié la desaparición de Picio pero sí marqué, con curiosidad, mi número tres o cuatro veces a lo largo de la tarde: saltaba el contestador al quinto tono. Mierda. No dejé un solo mensaje, qué iba a decir.
En sanfermines se pierde todo: carteras, móviles, gorros, zapatillas, calzoncillos, sujetadores, pulseras, petacas, gafas de sol, pistolas de agua. Se pierden amigos, novias y también uno mismo se pierde. Yo había extraviado al feo y mejillonáceo Picio, con su memoria llena de mensajes y números y fotografías y vídeos brevísimos. Y en cierto modo suponía un alivio. Perder un móvil es lo más parecido a empezar de cero.
EPÍLOGO:
Picio apareció horas mas tarde en el buzón, abrazado al sobre de la factura de Movistar. Me miraba con sorna. Eso creo.
(La fotografía es de José Luis Ollo)
¿Empezar de cero es, en verdad, un alivio?
ReplyDeleteSólo andaba de parranda.
ReplyDelete