Cierra los ojos. Confia en mi
Cierra los ojos. Confía en mi.
Qué.
Que te voy a regalar algo. No los abras.
Bueno.
Me lo iba a quedar yo pero...
... ya...
Por favor, no los abras. Cuando te diga, extiendes la mano.
Dejo el cigarro en el cenicero. Fundido a negro con hilos de luz, copos de nieve recorren los párpados y los ruidos del bar, su trasiego en la tarde, flotan suspendidos como títeres entre pensamientos descalabrados. Ainara, escucho, se levanta y se va y vuelve y se sienta otra vez.
La mano.
...
Ya. Los ojos. Abre los ojos.
Fogonazo. En la palma de la mano tengo una servilleta de papel, Eskerrik Asko Etortzeagatik, doblada y prendida con una horquilla azul que, con la luz, parece verde esmeralda.
Gracias, ¿puedo quedarme con la horquilla?
Bien. Me mira y se ríe. A ti también te hace falta.
Le miro el pelo, ¿Seguro?
Sí. Quédatela. Venga. Ábrelo.
Quito la horquilla y la guardo en el bolso. Desenvuelvo la servilleta.
La encontré en el suelo ¿A que es preciosa para un collage?
Dejo la servilleta sobre la mesa. La estampita de La Inmaculada está arrugada. Jorge hubiera dicho que la imagen es de pasta flora. En la esquina inferior izquierda pone: No te merezco Madre pero te necesito... En el reverso, una oración. La leo en voz alta. Acordaos, Maria, que jamás se ha oído decir que fuese de Vos abandonado ninguno de cuantos han acudido a vuestro amparo, implorando vuestro auxilio. Me detengo ahí y miro a Ainara, que se recuesta un poco en el banco. Llevaba años buscando esta oración. Pero eso no se lo digo.
¿Harás un collage?
Algo haré. Sí. Te lo prometo.
2 Comments:
sí, yo no La merezco pero La necesito infinitamente...
bettyboop
me ha encantado jotica.
A mi tambien me ha encantado
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