Una historia sin Coixet.
Hace dos años detectaron el melanoma que acabaría matándola. En enero, un médico le respondió, “ sólo unos meses”. Veintidós años recién cumplidos, tan preciosa. Yo no sabia nada. La veía, como siempre, por la facultad: la bata, la mochila, la carpeta; en el autobús; de vez en cuando, nos cruzábamos por Barakaldo, siempre en algún paso de cebra.
Para eso no le hizo falta escribir ninguna lista de cosas por hacer, ni pensar “una vida sin mi”; sólo en aquella suya que había sido, que aún era, y todavía le quedaba por vivir.
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