Se acaba Paris pero no Vila-Matas
París no se acaba nunca, pero se acaba París no se acaba nunca. Absorbente la ironía vila-matiana. Laberíntico Vila-Matas:
1
Kikí era una jovencita caprichosa y liviana de la que estuve perdidamente enamorado hasta ese día de la Tour Eiffel en el que empecé por suerte a disponer de unas primeras noticias sobre la existencia de la ironía, que es la actividad que yo creo que a veces desarrolla una prudencia egoísta que por fortuna nos inmuniza contra la exaltación sentimental. Gracias a la ironía –que nos permite eludir las desilusiones por la sencilla razón de que se niega a ilusionarse- ya no me ilusiono con ninguna Kikí.
2
Si de verdad fuera escritor, me dije, África sería mía. ¿Y por qué África? Porque conocería la melancolía de regresar a donde nunca estuve. Porque iría a lugares en los que ya habría estado antes de haber ido nunca, ciudades en las que ya habría estado antes de estar jamás.
1 Comments:
la ironía, ese arte que dominas J.
Abrazos navideños con orejas.
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