Las siestas
De tres a cuatro me transformo en ogro gruñón y rumiante, tirado en el sofá, escuchando como un leve susurro el color de Ana Blanco entre sueños –las malas noticias se diluyen en el arrullo, quién quiere llegar a fin de mes-. España va bien. Cuánta cultura, Ramoncín. No descuelgo, por lo general extravío voluntariamente el móvil sin sonido en el rincón más inhóspito de la casa con la esperanza de no encontrarlo jamás. Si por error dejo el teléfono cerca y suena, lo estampo contra la pared y le digo un par de cosas feas. La siesta es mía.
6 Comments:
En serio: lo he pillado. Nunca mais.
Que tengas buena mañana y mejor siesta. =P
¡Papá! ¡Por fin te encuentro!
Como las del Tour no hay siestas...
Este es el momento de una confesión, a ver si te despierto de la siesta "tuya":
Yo asistí a un concierto de Ramoncín a comienzos, muy a comienzos de los 8o, cuando el Rey del Pollo Frito actuó en la plaza de toros de Tafalla (con la entrada daban un vale para refresco).
Qué suerte. Aquí apenas y tiempo da de comerse algo rápido cuando ya hay que volver al trabajo. Envidia de la buena, el bien que nos haría una siesta a todos por aquí, jaja.
Bueno, esto es un adelanto: hasta hace poco se sintonizaban los documentales de la 2 para dormir la siesta.
Ahora, el telediario.
Amodorramiento generalizado, pues.
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