Una felicidad rara
Aquél día en aquella pequeña sala de cine, apareció una antigüedad extraña que yo había sepultado en los sótanos del edificio de mi vida: el recuerdo del día de 1963 en el que yo iba andando por la calle Pelayo de Barcelona y oí por primera vez a The Beatles, que cantaban Twist and shout, una música que a mi me pareció diferente de todas y que me descubrío el sentimiento de una felicidad rara, impensable hasta entonces.
-Enrique Vila-Matas, París no se acaba nunca-
1 Comments:
Esa rara felicidad que Muñón nos enseño a los barniceros de los últimos pupitres.
Los chicos de ciencias aplaudían y nosotros agitabamos las alhajas.
Ororbia ejercía de Reina Isabel.
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home