El ascensor
Me quedé paralizado, todavía con el pomo de la puerta en la mano y miré cómo subía las escaleras del portal hasta el ascensor. Frágil dentro de su abrigo gris, me lo hizo mi madre, ¿te gusta, sí. Nos llevábamos tan bien. Pulsó el botón. Mi novia, pensé. Y la sentí más lejos que nunca.
(La foto, de aquí)
3 Comments:
Sentir lejos es, casi siempre, odioso.
(¿Sabes? Esta mañana, podía haber hecho esa misma foto).
¿Estabas en San Francisco?
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