Y se va
1
Conocí a Iñaki hace cuatro años; fue el profesor de Dibujo II. Sus primeras palabras para mi fueron en público, en la presentación de la asignatura: “¿Quieres que te traiga un café?”. Yo estaba despatarrado y había llegado tarde. A partir de ese momento intenté cambiarme de grupo pero no lo conseguí y empezó una guerra de nervios que acabó el día que fui a su despacho y hablamos. Han pasado otras muchas historias desde entonces, pero lo importante es que Iñaki y yo nos fuimos haciendo amigos.
2
El otoño del año pasado una depresión me dejó encerrado en casa. Mi único contacto con la facultad era Iñaki, a través del correo electrónico. Recuerdo que nos escribíamos los viernes. El 9 de diciembre me mandó este mensaje:
“Si te digo que es viernes no es nada nuevo, si te digo que en estoy en la facultad es más de lo mismo. Pero esta vez no van por ahí los tiros. Me encontraba junto a la máquina de café (esto no es novedad) con dos alumnos de este año (viernes de puente, ni dios por aquí). Él, un tipo atractivo, que tendrá más años que el resto (lo cual no es mucho) y que trabaja como cocinero para el circo del sol. Por eso asiste poco, y aunque es bueno la cosa es complicada. Es un personaje inquieto interesado por la escultura, con Color I pendiente (primero Reche, ahora Badosa) y puede que deje Dibujo II (a todo no se puede llegar). Pero un tipo encantador, noble, inquieto. Ella (también de rostro atractivo, porque el negro que siempre lleva no deja entrever las curvas de su cuerpo), una mujer con la cabeza bien amueblada. Ha cursado derecho, vive en un baserri, estuvo viviendo en Florencia, ha realizado trabajos en audio. Es sorprendente, con un buen futuro artístico (lo que no quiere decir que sea fácil). La dije que no tenía un nivel gráfico de sobresaliente y eso la quemó un poco (y es que también se centra en la escultura). Pero ambos son dos tipos francamente interesantes. Ella quiere ir a Alemania, el a Suecia (aunque quizás pueda incorporarse como camarero fijo para el Circo del Sol, que ahora recala aquí.
Esto es la presentación. Dos vidas que ahora se cruzan con el denominador común de asignaturas de la facultad, pero que seguirán caminos separados. Y aquí viene lo sugerente. En un momento ella (28 años) cuando él ha dicho que su segundo apellido era Lucas, y que incluso algunos amigos le llaman así (su nombre es Guillermo), ella le dice que tiene cara de llamarse Lucas.
Te aseguro que no he visto a una mujer decirle a un hombre que está colada por él de una manera tan sutil, tan cálida. Apenas se entreveía el mensaje (puede que ella ni se diera cuenta, puede que él tampoco, pero yo sí me he dado cuenta). Es lo que pasa cuando uno está en el momento adecuado en el sitio adecuado, aunque esto implique estar siempre fuera.”
3
A finales de enero regresé a la facultad y volvía a tener a Iñaki de profesor, ahora en Geometría como método de pensamiento. En una de mis visitas a su despacho, hablando de literatura, me contó algo:
“Todos los martes llevo a Lucas (Lucas es su hijo pequeño) a clase de música. No se porqué, pero dice que tiene miedo a la profesora. Yo la conozco y es una mujer bastante simpática y agradable, vaya. No se cuál es el problema. El caso es que, cada martes, de camino al conservatorio, me invento para él una historia diferente en la que la protagonista es ella. Y ese miedo se le va.”
1 Comments:
Cuando era muy pequeño, me tocó una monja como profesora de guardería. Y sólo asistí a su curso un día. El primero. Al día siguiente me negué a hacerlo, y preferí retroceder un curso, repetir, antes que estar con ella en clase. Aunque mis padres me lo preguntaban todos los días, aunque la monja me hacía regalos, aunque intentaron convencerme de todas las maneras posibles, me negué siempre a ir a clase con la monja. Ahora que he olvidado qué me hizo para tenerla tanta manía, casi hasta me da pena.
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home