No finnito
De vez en cuando, descubro en el viejo I Mac algún relato incompleto.
Escribí el siguiente comienzo - recuerdo que me gustaba- hace ya bastantes años:
"Podría haber empezado así, como un cuento, esta historia:
Erase una muchacha que dejaba caer su voz y su perfume, capaz de
envolver el aire eternamente. Le sudaba la punta de la nariz,
respingona, que se frotaba a menudo con el dedo índice. Erase la reina
de las muecas y gestos, un duende con abrigo hasta los tobillos. Tez
clara, labios finos y marcadas comisuras. Erase la niña de ojos
achinados que regalaba canciones. Erase mi ángel de la guarda, tan
frágil como la rosa de Saint exúpery".
Pero fuí incapaz de imaginar cualquier final.
3 Comments:
El final es obvio:
"Erase que se era".
Esto me recuerda aquel magnífico cuento de sólo una línea:
"Erase una vez un colorín colorado".
A veces-casi siempre- es mejor que los finales ocurran a nuestras espaldas.
Nada acaba...cuando no queremos que acabe.
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