En Busca de Sentido. Epilogo
1
He amanecido antes de que sonase la alarma, a las ocho, con la imagen borrosa de un sueño extraño: Antonio López me llevaba de la mano a una de sus charlas, ven, anda. Pero cuando ocupó su puesto en la mesa y comenzó a dar golpecitos en el micrófono, yo abandoné la sala abarrotada para ejercer mi trabajo: chofer de autobús urbano.
Algo aturdido, sin salir de la cama, me he vestido con lo primero que he encontrado –una camiseta con media manga descosida y los vaqueros que uso cuando pinto-. No hace falta más para bajar a desayunar al Joseba, café con leche y bollo de mantequilla. Así, más contento, con el estómago funcionando, he reanudado la limpieza de mi cuarto.
2
La habitación ha quedado desierta, sólo falta pasar la fregona y colocar de nuevo la alfombra. Eso y la naranja de Valencia.
Bueno, naranja...
...
Di algo, por favor…
... ya sabes... ¿Qué quieres que diga?
¿Qué, cómo que ya sabes? No... no sé nada... qué voy a saber...
Te echaré de menos... flipado.
No.
Y, mirando hacia los lados, la despego con cuidado de la estantería, le quito la capa de polvo con un paño de gamuza y la meto en una bolsa de tela.
Shhhhhh.
6 Comments:
Sabía que te la traerías contigo. Me la tienes que presentar. Es lo justo.
Sí. Es lo justo.
:-)
Las naranjas no apodrecen como el resto de la fruta. Saludos para ella.
Bueno entonces la dejaremos que descanse sobre la tela...Así mejor. Me imaginaba a la pobre en la basura...aspirando lo inaspirable.
Descansará, descansará.
He conocido a la naranjita. Es encantadora...Me sonríe siempre amablemente, como diciendo eh anonymous, qué pasa?
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