Distancias circulares
La cuesta de Labrit era un pajar de agujas blancas. Una masa blanca para mis ojos miopes.
Cómo es, Jontxu
Guapa.
Así la buscábamos, seseando. En Sanfermines las distancias son circulares. Interminables.
Alguien me cogió del brazo. Alejandra. Dos besos. Fui su catequista para la confirmación, hace ya seis años. La conocí con catorce, ahora tiene veintitrés.
- He llegado hoy mismo de Madrid. Ayer acabé los exámenes del máster. Estoy un poco agobiada.
Miré el Katxi que lleva en la mano:
- Ahora no tanto, ¿no?
Se rió.
- Voy a trabajar en Madrid. Me quedo, ¿sabes?
- Vaya, eso está bien. Yo también voy a buscar trabajo allí. En septiembre. Tal vez.
Me miró con la misma mirada de niña, como hace ya tanto tiempo
- Llámame, por favor, cuando vayas. De verdad.
- Lo haré. Cuídate.
- Llama.
Y seguí a Jontxu, buscando, haciendo círculos.
2 Comments:
Sabia que habría alguna razón por la que dabamos tantas vueltas.
Guapa la chiquilla.
Caminamos en círculos demasiadas veces. En sanfermines es comprensible y hasta disculpable ¡je! Pero en casi todos los demás casos es, cuando menos, preocupante...
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