Un año cave canem. Las cosas mas sencillas. Aprendi
Durante la comida nos reímos a carcajadas. A lágrima viva. Y el otro, que al principio nos miraba estupefacto, se contagió también del humor raro, que somatizó en descargas compulsivas de jajajás.
En el centro de la mesa, una montaña de arroz con un completo inventario de adimentos:
Anda, sírvete bien, que estás en edad de crecer.
Peter, no sé cómo se echa esto con tanta cosa. No sé nada…
Peter hizo un gesto con las manos, alisando la servilleta sobre las piernas. Ya no sé si me miraba, pero sí que recuerdo su satisfacción:
¡Mejor!
3 Comments:
Hoy mi vida gira como esa espiral de habichuelas. Quizas cuando deje de hacerlo...
Un mate mañana?
Silencio
Y qué bien, ¿verdad?
Verdad.
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