Forcejeo
Caprichos raros los de la memoria. Del primer conato de huida a Bellas Artes recuerdo sólo este fragmento poco ortodoxo, nada lírico y sin moraleja alguna que sólo me evoca el título de un álbum de Quino, Humano se nace:
Salamanca, julio, 1999. Facultad de Bellas Artes. Prueba de acceso. Llego pronto, muy pronto. Demasiado. Nadie más que mis carboncillos y yo en los aledaños del edificio. Me da el apretón. Angustia. En la puerta principal, un cartel: prohibido el paso hasta (y en negrita la hora lejana del examen). Compruebo, tras un breve pero duro forcejeo con la manilla, que la puerta está abierta. Alivio. Entro. Los pasillos -por suerte- deshabitados. Silencio. Doy con la puerta de los lavabos. Forcejeo. Entro. (se trata de uno de esos baños en los que se comparten los espacios por arriba y la estampa de zapatos y pantalones caídos por debajo*). Aún con todo que me sonrío. Cierro. Pasos. Alguien se aproxima. Frenazo. Se me caen los carboncillos. Silencio. POM, POM, POM, aporrean la (mi) puerta con saña. Me inclino temeroso: pantalones beiges, botas negras con barro en las suelas, porra, interferencias de walkie-talkie. POM, POM, POM:
- Seguridad, ¿quién anda ahí?
Tensión.
- ... ehhyo... m...
Tensión.
- ...
Tensión.
- ...
Tensión.
- Ah... tú... perdón.
- Nada... yo...
Y se va.
Por lo demás, hice la prueba. No me cogieron.
* Brillante definición de Eresfea.
2 Comments:
¿Informó el vigilante de que tu primera prueba -previa al examen- no fue satisfactoria? Chivato escatológico...
ya sabes Jotika siempre Petaka y Forcejeo!
don Paulino Caballero cualquier mediodía anglofono de nuestra vida bien regado de coñac
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home