Criptograma
Me tendió unos papeles doblados por la mitad.
He hecho esto, mira. Míralo, por favor.
¿Aquí?
Sí, ahora.
No me echaré a llorar... ¿verdad?
Habíamos dejado de hablarnos por algo que ya ni siquiera recordaba. Eran dos hojas arrugadas con dibujos a tinta. Parecía un cómic. El primero de los folios estaba emborronado y plagado de criptogramas con diferentes grafías que me recordaron a la Piedra de Rosetta. No entendí nada.
No entiendo nada, le dije.
No importa.
El segundo se componía de una secuencia formada por pequeñas viñetas mudas en las que una chica -ella- descendía por unas escaleras: cientos, miles de peldaños. En el último dibujo, la chica llegaba a una inmensa sala blanca y decía -ponía-, al fin: dónde has estado tan lejos todo este tiempo, Javi.
(La fotografía es de contemporaneas)
1 Comments:
Muy bonito, muy bonito.
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