Carta de reyes
Cualquiera podría protagonizar un diálogo parecido a este, ahora que se acerca la Navidad. Parecido, digo, pero nunca el mismo. Porque luego, cada uno, tiene su propia historia:
- Los reyes nunca me regalaban lo que les pedía...
- Bueno, Javi, ni a ti ni a nadie.
- Creo que lo que yo quería ni siquiera existía... un tractor rojo, ehmm... de pedales, con techo y remolque. El remolque... verde...
- Una vez les pedí un Nenuco de plástico para poder bañarle…
- ...
- ... me trajeron uno de esos con cuerpo de trapo... que no me servía para nada...
- ... y, claro, lo bañaste de todos modos...
- ...
- ...
- Sí... y... se quedó... deforme...
5 Comments:
A mí si que me trajeron los Reyes el nenuco que les pedí... Hubo menos suerte con la mansion de los playmobil...
Recuerdo una mañana de 6 de enero. Los Reyes estaban con hambre y dejaron todo desordenado. (Vasos con restos de coca, platos con migas, pasto tirado, sillones con almohadones hundidos...). Sentí miedo. Como si los Reyes fueran ladrones. O algo así.
Una vez, estuve durante semanas imaginando las cosas que haría con la magia Borrás que iba a pedir a los Reyes. La lista de cosas que quería hacer con esa magia era interminable: sacar conejos de chisteras, volar, convertir perros en piedras, hacer aparecer helados. Nos os podeis imaginar el chasco cuando abrí la caja y me encontré una baraja, un dado y una varita que de mágica tenía lo que yo de astronauta.
Es que los Reyes no son tontos...
una mañana me desperté y encontré en la sábana la meada de un camello!
(y no dejaron nada de leche ni galletas) desde ese día creo todo lo que me cuentan.
(eva.
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