Hoy es
La tarde invita a un poco más de tristeza; graniza en Baracaldo y el viento sacude las ventanas. Pero no quiero estar triste, así que cojo el libro de anatomía que me regaló Iñaki y me pongo a copiar huesos: el omoplato, la clavícula. Pienso que los huesos tienen nombres extraños, como los pecados capitales. Leo a Peter, leo a Jósean y Ander; me río un poco. Recuerdo que es el día del padre y llamo a papá, que está en el despacho. Por fin le han dado el ordenador nuevo. Está contento por eso, y un poco nervioso -además- porque piensa, o sabe, que éste también habrá llegado con alguna tara. Para los asuntos tecnológicos, Papá también es hipocondríaco.
Hablamos poco, porque a ninguno de los dos se nos da demasiado bien el teléfono. Sin embargo, su voz me tranquiliza. Creo que me siento igual que se siente un bebé que oye la voz de quien le protege.
Llueve, observo a través de la ventana. Ninguno de los dos sabemos ya qué decir.
- Muchas gracias por llamar, Javi.
Y yo pienso, gracias a ti. Quiero decírselo. Pero en vez de eso digo sólo, un abrazo.
Cuelgo.
Sigue lloviendo y empiezo a escribir.
4 Comments:
Hay voces que salvan...a pesar de todos los temporales.
pd. le dijiste a Frederick que se fuera de ahi? estaba un poco cortadillo hoy...jajajaja. Me acuerdo de su cabecita saliendo del coche...
Hoy hablé con papá y le dije que me enteré de que tenía el nuevo portátil a través de tu blog. Se asustó de nuevo.
Cómo sois, asustando a un pobre padre en proceso de alfabetización informática. ¡Habladle de Navarra y los navarros, de Osasuna imparable!
Sí, la escritura es una buena oportunidad para corregir esos silencios...
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