De amor

Entre otras muchas cosas, Badosa me dijo que ser pintor de verdad y feliz era una conjunción imposible, o casi imposible: cuando se come bien, lo mejor que puede hacerse es echarse a dormir. Nuria -la modelo-, que posaba en la tarima y nos oía, se unió a la conversación: yo preferiría la felicidad a ser pintora, para qué pintora. A lo que Badosa contestó, sonriendo: es su opinión, está bien, pero no todos pensamos igual.
Unos días antes, Leire me dejó leer tres poesías suyas que había utilizado para un trabajo de escultura. Las tres iban de amor: la profesora, al leerlas, me preguntó si estaba enamorada. Le respondí la verdad, o sea, que no.
El círculo se cerró el viernes, paseando por Iturrama. Laura me explicó que sólo se podía escribir bien sobre el amor si se carecía de él: se necesita cierta distancia, ¿comprendes?
Ahora voy a transcribir la mejor definición de belleza que conozco -aparece en Primer amor y otros pesares, un relato de Harold Broodkley-:
Es bello aquello que deseamos.
Confieso que todo esto me asusta un poco.
7 Comments:
¿Viste las luces naranjas, como Sammy Lee, huyendo por las vueltas de Iturrama?
Laura tiene razón, es así. Yo escribí muchas cosas cuando no lo tenía. Hoy leo y me sorprenden porque pienso que ahora soy incapaz de escrbirlas.
Creo en el amor, y escribir sobre él...tiene sus momentos.
Me gusta eso de que es bello aquello que deseamos... Aunque para otros sea horrible. Embellecemos aquello que apreciamos, lo que deseamos. Poner nuestro deseo en algo lo embellece.
En cuanto al amor, lo mío es custión de Fe.
Creo porque lo he visto en otros, y mucho.
Me gusta tanto cómo termina el primer cuento de Primer amor..., es uno de mis finales favoritos.
La foto me conmueve. Demasiada belleza.
Conmueve, conmueve.
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