Llamar a Jessy
Han talado los árboles de la carretera que baja desde el Club de Tenis hasta Mutilva. No queda un solo arbusto, ni una brizna de hierba en las cunetas. Van a edificar hipotecas; las constructoras y los bancos se frotan las manos. Toneladas de cemento para empalar carteras. Mientas tanto, el paisaje ha pasado de misterioso a fantasmal.
Vuelvo andando a casa, una noche más entre cientos de noches.
A la derecha, una hilera interminable de coches, caravanas y furgonetas. Durante el fin de semana, cada recodo de la carretera parece un campo de refugiados: calcetines, calzoncillos, gorras, sujetadores, bragas, pantorrillas, chanclas, pies.
Todavía quedan grupos de extranjeros rezagados dándole a la botella, sentados junto a sus vehículos, lejos del centro de la fiesta. Son las cuatro de la mañana. La noche no acaba nunca y, la de ellos, todavía no ha empezado.
A medida que avanzo, van desapareciendo los coches, el ruido. Al dar la curva veo las luces naranjas de las farolas al fondo, la torre de la iglesia iluminada.
Me acuerdo de Jessy:
Javiiiii. Estaba dormida... jajaja
Me imagino... no son horas...
¿Dónde tienes mi foto?
En la habitación...
... bueeeno...
Me acompaña hasta casa. Nos quedamos un rato hablando en el portal.
1 Comments:
la verdad es que tenía ganas de volver a despertarme sobre las 4 de la madrugada y oir una voz k me decia... jessy!!!!
siempre es agradable que se acuerden de una.
son las mejores llamadas que puedes recibir.
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