V

Pablo y yo seguimos con nuestro ciclo de cine particular: nocturno, azaroso y ecléctico. Ayer acertamos: V de Vendetta (dejamos para esta noche Terciopelo Azul, me temo. David Lynch me cansa con sólo pensar, David Lynch). La película, basada en la novela gráfica de Alan Moore y David Lloyd mezcla de forma magistral, acción, drama e intriga. El guión, adaptado de la novela gráfica por los extravagantes Wachowski, toca muchos temas y se suceden diálogos sugerentes, brillantes, a los que merece la pena prestar atención: dan para pensar. Cazo, por ejemplo, un fragmento de la voz en off de Ivey, la protagonista, que sumerge al espectador en la historia:

Nos dicen que recordemos los ideales, no al hombre, porque un hombre se puede acabar. Pueden detenerle, pueden matarle, pueden olvidarle, pero 400 años más tarde los ideales pueden seguir cambiando el mundo.
He visto con mis propios ojos el poder de los ideales. He visto a gente matar por ellos y morir por defenderlos. No se puede besar un ideal, ni tocarlo o cazarlo; los ideales no sangran, no sufren, y tampoco aman. Pero yo no echo de menos un ideal, echo de menos un hombre.

Aporta.