El Canodromo

Me han llamado drogadicto, han apostado que era homosexual. Pero nunca he oido decir que sea un genio.

Wednesday, August 01, 2007

La palabra, palabras


En el último año de colegio, estudiamos La generación del 50. El programa del Ministerio de Educación se ceñía al análisis de la obra de dos poetas, Ángel González y Jaime Gil de Biezma, y un novelista, Luis Martín Santos -quedaron en el tintero, por ejemplo, José Angel Valente, José Manuel Caballero Bonald, Francisco Brines, Antonio Gamoneda (lírica); García Hortelano y Carmen Martín Gaite (prosa)-. Sin embargo, la profesora de literatura, Isabel, una joven licenciada en Peridiosmo -a la que jamás olvidaré-, sembró, al menos en mi, la necesidad de profundizar en las vidas y obras de otros autores.


De todo este grupo, es por José Agustín Goytisolo por quien siento mayor debilidad. Esa ternura de su mirada, reflejada en media docena de fotografías, envuelta en humo siempre; el filo de una biografía marcada por la sensibilidad extrema y un nombre -Julia-, con mal comienzo y final precipitado. José Agustín Goytisolo, aquel hombre frágil y flaquito, atrincherado en las palabras, la bebida y la tristeza.

Elijo para esta entrada dos poesías, que añado a la historia de Katheleen y Palabras para Julia, y el fragmento final de un poema en prosa:


PALABRAS NUNCA DICHAS

No sabía decirlas, no podía;
porque jamás las pronunciará antes,
juntas así.
La angustia la mataba,
imposible aguantar aquel anhelo
que era dolor cruel
de tan agudo.
Y las palabras nunca dichas
fueran el único remedio
en aquel trance
que alteraba su cuerpo:
de la piel, hasta lo más profundo.
Con voz rota ella pide:
¡oh tú, por caridad ayúdame
a decirte que... Palabras.

LA PALABRA

No recojas la palaba.
déjala en el suelo deja
que otros vayan a buscarla.

Hay tantas canciones tantos
caminos hacia la tarde.
Hay en las cosas de todos
Tantos rincones de nadie...

Ven asoma canta. Deja.
Mi corazón acompaña
tus pasos sobre la tierra.


EL BUEN AMOR

(...) No quieras indagar, deja perderse el humo, el turbio vaho de años de penitencia: un tiempo que fue tuyo y que ahora no reconocerías; sube hasta los balcones de la mañana y canta canta sin más a la esperanza al viento a los caminos que aquí te devolvieron por conjuro o azar y dile a esta muchacha lo que antes no sabías, cuéntale que cruzabas perdido por lugares sin nombre, que fuiste enfermo y ella te sanó, que escuchando su voz te sientes renacer y amas la vida porque te ha dispensado la fortuna y la gracia de conocer el hondo el buen amor.

3 Comments:

Blogger mi-tacua-uy said...

¿Quieres que te diga lo que ya sabes que voy a decir?

6:32 AM  
Blogger J. said...

Hoy sé menos.

2:25 PM  
Blogger Paco Becerro said...

Efectivamente. Jose Agustín Goytisolo. IMPRESCINDIBLE.

Que gusto encontrar joyas de vez en cuando por la blogosfera.

A mis orejones les da gusto leerlas

9:09 AM  

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