Notas incompletas de un dia de boda
1
Andoáin es una localidad perpleja a espaldas de Donosti. Y yo estoy solo y muy perplejo, después de un viaje relámpago a Barakaldo con Marta, esperando en la casa de la novia, Nerea, que se casa en un par de horas.
2
He dejado que los minutos corran entre latas de coca-cola light, galletas digestive y cigarrillos en el balcón, mirando la plaza inhóspita y desierta y el costado renegrido de la iglesia del pueblo. Después de hablar con Jessy por teléfono -dos coches, uno rojo y otro verde, pasarán a buscarme en media hora-, decido que es el momento de una ducha reparadora. Cojo la toalla playera y el neceser y camino dando saltitos hacia el baño. Giro la manilla de la puerta pero ésta no cede: está atrancada. Sudores fríos. Convulsiones. Espasmos. No se me ocurre mejor cosa, así que introduzco el DNI por el espacio mínimo que deja la cerradura y lo meneo de arriba abajo, como si fuese algo que hago todo los días. Nada. En medio del delirio, apelo a la memoria de McGiver e intento ponerme en su pellejo melenudo. No encuentro chicles por ninguna parte, pero sí un clip abandonado encima del escritorio, junto al ordenador.
3
He tomado prestado, mientras dormía, el cinturón de Miguel, así como negro y más elegante que el mío. Cuando lo paso por las trabillas del pantalón del traje y lo intento ajustar a la cintura compruebo horrorizado que faltan agujeros, que más que una correa parece el hula-hop de Batman. Corro a la cocina en busca de un sacacorchos y un cuchillo.
4
Ya desquiciado por las adversidades, saco de la maleta la corbata nueva que tapará la manchita roja que le ha salido a la camisa. Antes de salir de casa por la mañana hacia la estación de autobuses, Alberto me había hecho un complicado pero elegantísimo Windsor a medida. Yo, que sólo se hacer nudos en mi maltrecha cabeza, miro la corbata malva con orgullo estupefacto y bobalicón y me la calzo. Pero:
1) la cola se ha quedado demasiado corta.
2) mi cabeza es demasiado grande.
(En la fotografía, a la salida del Juzgado, con dos bellasartianas santanderinas: Diana y Silvia)
6 Comments:
¡Por fin! algo sobre aquel día... =P
Y mu guapo a pesar de "sincorbata".
oooh... que guapo chico!!! n.n
Y en las manos, ¿el cetro de mando?
Conclusión: siempre hay que llevar chicles y un sacacorchos a mano
¿La cola se te quedó demasiado corta y la cabeza demasiado grande? Caramba, no es como para ponerse así por una corbata...
McGiver solucionaba todo con chicles, era increíble.
Genio y Figura!
Algo similar me sucedió a mi, pero en vez de corbata... se me rompio la cremallera del pantalón al salir de casa... calzoncillo oscuro... y todo el día con las piernas cruzadas... y las manos en la entrepierna..¡Que larga puede ser una boda!
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