Tapitas azules rugosas
Los estonados no veíamos en el florecimiento del ginkgo biloba la señal del sálvese quien pueda, sino en el bullir prodigioso de camisetas de tirantes en el campus, condimentado al buen tuntún con la enclenque voluntad de cambio, si suspendo más de tres se me caen los huevos. El aire primaveral, embalsamado con el agrio aroma de los suspensos, arrastraba las conciencias de estudiantes de dudosa calaña al vestíbulo de la biblioteca, que parecía un Pub en el que se sustituía el alcohol como pretexto por los apuntes fotocopiados. Dios sabe cuántos matrimonios, rechazos y cornamentas se fraguaron ahí. Algunos de mis mejores recuerdos universitarios vienen de aquellos días que fueron, a la vez, el ocaso de una vida disipada.
Quedaba cada mañana, a las ocho, en la puerta de la biblioteca con mi amigo Iñigo y allí nos juntábamos con dos de sus secuaces, Nacho y Mikel. Tres poetas humanistas obsesionados con los Cuentos de Canterbury, de Chaucer, y las mitologías griega y romana.
Corrían las horas envueltas en un humo espeso de tabaco a medias. Contemplábamos el ecosistema despatarrados en los bancos de hall, casi abrazados a los ceniceros mientras hablábamos de Arte y chicas que nunca nos hicieron el menor caso. Cuando teníamos a bien, estudiábamos un poco y, para mantenernos en forma, consumíamos grandes cantidades de café con hielos, más tabaco y chupa-chupses.
Recuerdo todo esto porque, ayer, Iñigo me advirtió que este año se conmemora el segundo centenario del nacimiento de Edgar Allan Poe y una década de aquellos días universitarios. El caso es que había en la biblioteca una edición preciosa en dos volúmenes, tapas duras forradas con tela azul, de los cuentos completos traducidos por Julio Cortázar. Todo lo que he leído de Poe hasta ahora, fueron los relatos que me señalaba Iñigo de aquellos libros que le acompañaban a todas partes.
¿Te acuerdas de tu etapa "poeriana"? Aquellos libros de la biblioteca, tapas de tela azul, traducción de Cortázar...
Daría un pie por ellos.. los busque durante años... pero no existen.... descatalogados por completo... daría un pie por ellos..
Están en bolsillo. Alianza.
Sí pero no molan
(risas)
A mi me gustaban aquellos... de hecho... nunca me compré aquellos relatos....a la espera de algún día volver a encontrarlos...
Iremos a robarlos. A la biblioteca. En primavera
Ya lo pensé... sería lo suyo... sería romantico... pero a mis años... me pillan mangando en la biblio de la uni...sería tristísimo...
No, hombre. Creerían que eres un estudiante mayor de 25. Un ejemplo de lozanía.
¡Qué grandes eran! Con sus tapitas azules rugosas...
Sí, cómo los manoseabas. De aquí para allá con ellos. Qué trajín, cuánto trasiego...
... Los busqué por internet... y aún de cuando en vez... miro si pululan por ahí...
6 Comments:
Iremos a robarlos.... a la biblioteca.... en primavera.
Curioso como se recuerdan los olores, los sonidos, los colores, los tactos ¿se dice así?
Me gusto el título.
Casi pude rozar esa encuadernación.
En 2004 se editó por Galaxia Gutenberg la colección de "Todos los cuentos de Edgar Allan Poe", en dos volúmenes, traducidos por Julio Cortázar e ilustrados por Joan-pere Viladecans. Tamaño in-cuarto (26x18) y forrado en tela -aunque no azul-.
Yo me encargué de añadirlo a la lista de adquisiciones de la biblioteca Roig Tió. Y es una joya.
Ricemos el rizo: y Cortázar traducía la traducción de Baudelaire.
Ricemos el rizo ya rizado. A Edgar Allan Poe se lo escribio un negro.
Edgar Allan Poe, es Obama.
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