El precio de la bondad/ El momento
1
Muy astuta era la abuela. Su voz de viejo tango recorría los pasillos con la fuerza de un latigazo, Jaaavii. Yo esperaba un poco a que la impaciencia cambiase mi nombre por el de otro hermano, pero eso no ocurría nunca. Iba arrastrando los pies hasta la cocina.
Acércate. Se acodaba en la mesa y sonreía con la punta de la lengua.
Ay... abueliña, abueliña...
Je.
Non che vale, filla, non che vale. Le decía yo medio en gallego. La hacía reír, pero pronto cambiaba el gesto y se ponía ceremoniosa y formulaba la pregunta mirándome a los ojos:
Tu eres bueno, ¿verdad?
... sí... abuela... sí...
Asentía ella paladeando la respuesta y con los labios emitía un chasquido. Ya estaba noqueado. Pues toma y ve a comprar setecientos gramos de lomo adobado a junto del Mithos*.
Y salía de la cocina, con el monedero de la abuela. Maldiciéndome.
*Nombre del propietario de una de las tres tiendas de ultramarinos que había entonces en mi pueblo.
(La imagen de O Bolo, de aquí)
2
Peter me dijo: Lo peor es que llega un momento en que ya no sabes si estás escribiendo algo que ya has contado hace tiempo... y te pones a rastrear el blog como loco...
Nos reímos.
Hoy me ha llegado ese momento.
5 Comments:
o Bolo es un sueño.
bb
¡Bonito! (Abueliña/Peter)
[Pero... ¿tú eres bueno? =P ]
"Hoy me ha llegado ese momento".
¿El autoplagio, entonces, será plagio?
Veo que con esta entrada sigues los sabios consejos de Mangas Verdes y que recoge Leandro en su post http://www.gentedigital.es/blogs/gentedeinternet/32/blog-post/1101/los-flashback-de-mangas-verdes/
Y eres bueno.
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