Pongame otra
Me alegra toparme con Leire en la sala de ordenadores de la facultad, nuestro ya previsible e involuntario punto de encuentro. Últimamente, nos vemos allí casi todos los días: ella mira el correo y yo escribo el canódromo.
Leire contagia la sonrisa, que ilumina con esos ojos verdes "Heineken", y su marcado acento navarrico la delataría a cientos de kilómetros de distancia. El despiste, en ella, se vuelve algo consustancial -como sus piercings y pecas-, que equilibra con una encantadora espontaneidad.
Coincidimos -por primera vez- el curso pasado en "Geometría como método de pensamiento", que era los viernes por la tarde, cuando la facultad quedaba desierta. Ya no recuerdo exactamente cómo pero, en una de aquellas, nos dio por hablar. Desde entonces, siempre que tropezamos, detenemos nuestras rutinas.
Ayer, los dos teníamos que volver a Pamplona y quedamos en coger el autobús de las 20:30. Intercambiamos los números de móvil:
- ¿Eres de Movistar?-. Preguntó como casi sin querer.
- Sí-. Me entró la risa.
- ¡Bien!
- ¿Tienes acciones en Movistar?-. Bromeé.
- No, tonto. Era para saber si podré estar mucho tiempo cuando te llame.
1 Comments:
No hay nada más animante que encontrarte con alguien conocido en la sala de ordenadores, en serio. Bueno, hay algo más animante, encontrarte con un amigo o una amiga un viernes en la facultad, cuando ya no queda nadie. Esa es sin duda, una de las mejores cosas que te pueden pasar un viernes por la tarde.
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