Apretado
Salí apretado de casa. No me había dado tiempo a pasarme por el baño, era tarde y tenía que coger el autobús de las 7.30.
Pero el autobús ya se había marchado cuando llegamos a la parada, así que entramos a una cafetería. Sólo la palabra café ya produce en mí un efecto laxante. Pedí uno con leche y fui directo al lavabo. El apretón me apretaba con fuerza cuando abrí el de caballeros y no había papel: “a la mierda”, dije. Y volví a la mesa, encorvado. Le pedí kleenex a Susana: “No tengo”, dijo.
Intenté sentarme a su lado pero el asunto estaba feo, así que me erguí y fui a la barra, tan digno como pude. Hice un aparte del resto de clientes, siseé al camarero: “por favor”.
- ¿Tiene papel de baño?, musité.
- ¿Eh?
Me recompuse.
- Ejem, si tiene papel higiénico.
- ¿Dónde?
- En el baño.
- No sé.
- No, no tiene.
- No sé.
- He mirado y no había.
- Puede ser.
- O sea, he entrado antes al servicio.
- ¿Para qué?
- Necesito ir al…
- ¡Ah! No sé. Voy a mirar.
Le acompaño. Mira. No hay.
- Tienes razón. Ahora te traigo.
Y lo trajo.
En la imagen, el perro del higiénico.
5 Comments:
¡No hay derecho! Es mejor que el mío!
Acampábamos en una playa. Había tormenta de arena. Había papel. Pero no tenía váter. Desde la carpa nos reíamos viéndolo a él, con los ojos entreabiertos, en posición de arquero, a punto de atajar el penal.
Qué suerte. A mí me contestaron que "de momento no":
http://vespana.blogspot.com/2006/05/soy-un-mal-amigo.html
no sé, supongo que sino podrias haber ido afuera a coger hojas de un árbol.
Ander, eso es como lo de Felipe González y la OTAN.
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home