Naufragio
Perdóname por no haberte esperado cuanto hiciese falta.
Fue tan fácil engañarse, engañarte –no sabía verte, aun no estabas-.
La impaciencia, ya ves.
¿Cómo pensar en tí?
Para qué pensar en tí.
Y aunque era un soñador, con torpeza fui rompiendo cada sueño.
Hoy, como un fantasma y sin poder volver atrás, te ofrezco lo único que queda:
Los restos de un naufragio.
3 Comments:
Hay esperas que, sin embargo, no merecen la pena. Nunca se sabe dónd está la suerte.
está bien esperar siempre, con paciencia, a la persona que Es. La suerte queda para la ruleta. Nunca es cualquiera.
Siempre y cuando la ruleta no seamos nosotros. No hace falta esperar cuando alguien ES. Todo es un simple e infinito encuentro, siempre en en presente. Sin pasado ni futuro. Sin esperar. Ahora.
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