Encadena dos
De pequeños, cuando no conseguíamos dormir, Alberto y yo jugábamos a las palabras encadenadas. Uníamos la última sílaba y siempre empezábamos de la misma forma: Café-feo- ona- nabucodonosorcito- tosferina- nanduque- queso- soquisón… y a partir de ahí ya cambiábamos. No importaba demasiado que las palabras no existiesen, cuando surgían, les encontrábamos definición. Valían si colaban.
4 Comments:
¡Dromodario!
En definitiva, como todo en la vida. Si cuela...Y si no, que se lo digan al gobierno.
Yo solía jugar algo parecido... me hiciste recordar algo, perono del todo :P
Mejor dejo saludos!
¡Mi hermano y yo siempre acabábamos diciendo Nabucodonosor!
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