Vuelve la ilusion
Se palpa el comienzo de curso. Apesta a forro (olor registrado en la pituitaria que siempre regresa a la memoria en estas fechas. Prometo que nunca jamás volveré a forrar nada). Los libros de texto se disputan los escaparates de las librerías. Estuches, mochilas, carpetas, barras de pegamento, tijeras, archivadores, compases, escuadras, cartabones, reglas, lápices, calculadoras, bolígrafos, sacapuntas, cuadernos: el horror invade las grandes superficies comerciales -y las medianas, y las pequeñas-.
El Premio Cinismo se lo lleva la perversa campaña de El Corte Inglés: Vuelve la ilusión, o algo así. La única ilusión que me quedaba al empezar el curso era que llegase el puente de El Pilar.
A los veintimuchos esto del colegio me sigue provocando canguelo. Hoy, por ejemplo, he vuelto a soñar con la asignatura de inglés y Purita, la profesora, - sé que me quería bien-: un retorno nocturno a octavo de EGB.
El sueño. Resulta que han puesto las notas de junio a los que vamos retrasados en la asignatura -en el colegio no existía tal grupo-. Septiembre pende de un hilo. Están las listas con anotaciones en el corcho, al fondo de la clase. Un corro de alumnos desaventajados hacen sus comprobaciones. Junto a los nombres, las notas parciales de los trabajos y exámenes y, en un recuadrito, la media. Cuando me acerco, los compañeros me miran raro. Zozobro. Leo mi casilla, no hay calificación. Sólo, en rojo y perfecto castellano:
Has puesto, en todos los exámenes, tilde en tu primer apellido. Corregir en secretaría.
Concho, pienso.
Aparece Purita, le pregunto:
Pero, y... ¿mis notas?
Creeme, mejor así. No he querido someterte al escarnio de tus compañeros.
3 Comments:
¡¡qué maja Purita!! ¿no?
No. Una santa.
Una fenómena.
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home