Incluso tu ausencia es presencia. Solo tu ausencia es presencia
Garrapateó, en el papel pautado del cigarrillo, las notas de una sinfonía que se consumió, áfona, en el fulgor anaranjado del tabaco. Luego se quedó observando los jirones de humo azul en el aire, un instante, hasta que desaparecieron por la rendija de la claraboya. Recogió la ceniza de la mesa con la palma de la mano y la introdujo en un sobre con solapa de cierre de pico. Lo fechó a pulso con la pluma de tinta escarlata, escribió el remite y lo guardó, como cada mañana, en el tercer cajón del escritorio.
5 Comments:
javi!!!
¿que hago?
ala... me gustaria poder oir esa sinfonia... o los restos...
Me gusta mucho esta entrada!.
Cuánto misterio... me gusta!
Qué bien escrito, Javi. Para -no- variar. Lo he repasado varias veces: su lectura esconde una melodía.
Lo poco que me me gustan los cigarrillos y lo mucho que me gusta leerlos.
Me encanta la idea de la sinfonía que desaparece.
Eres genial.
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