Hey Jude
Lo que más le impresionó a Paula de su estancia en Budapest fue el momento en que unos músicos callejeros tocaron esta canción. La plaza, antes vacía, quedó abarrotada de gente de todos los rincones del mundo haciendo los coros. Cuando acabó, el estruendo de una ovación multicultural deshizo los nudos en la garganta que no habían impedido cantar a nadie.
Y, al poco rato, la plaza quedó desierta.
2 Comments:
Es una de las historias que más mehan gustado, me puedo imaginar lo que sintió Paula en ese momento.¿Y sabes porqué? Porque yo soy igual. Pagaría por un momento de esos todos los días.
Sé a que te refieres. El otro dia estuve en un acto de las juventudes de CDN. Hay una magia especial en esas situaciones.
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