El Canodromo

Me han llamado drogadicto, han apostado que era homosexual. Pero nunca he oido decir que sea un genio.

Tuesday, December 19, 2006

Festival


Al llegar la última semana antes de Navidad, recuerdo historias de cuando era niño. Me da por pensar, claro, que antes la magia lo envolvía todo, como el viento gélido en una tormenta de nieve. Pero sé que no es verdad.
Quizá no me explique bien porque hace un par de años que dejé de ser niño y hay ciertas cosas que se olvidan rápido. Quiero decir que sé que nada era más o menos bonito que ahora; simplemente, teníamos otra mirada. Si rebusco bien en la memoria, encuentro algún momento que, por entonces, también debió parecerse a una pequeña pesadilla.

Uno de los últimos días antes de acabar el colegio, había un festival de villancicos en el que participaban todas las clases, de primero a quinto de E.G.B.
El festival se celebraba por la tarde en el salón de actos y acudían los padres y familiares de los alumnos.
Empezábamos a ensayar un mes antes: el profesor escribía el villancico en la pizarra y nosotros lo copiábamos. Luego, lo cantaba y nosotros repetíamos. Así, un rato cada día.
A medida que se acercaba la fecha, los niños sin oído íbamos cayendo: A ver... hummm, decía el profesor, por aquí hay un moscardón...

Y te hacía un gesto amenazante con la mano para que dejases de cantar.

A mi, personalmente, eso no me importaba demasiado. Claro que zahería el orgullo un poco pero, al menos, no tenía que molestarme en aprender el villancico.

El drama llegaba el día del festival. Cuando subíamos al escenario y me colocaban medio escondido entre los compañeros, todos disfrazados de casero menos yo. Entonces buscaba a mamá en el público. Apretando la boca para no llorar.

4 Comments:

Blogger Anonetoy said...

Me tocaba estar siempre en la primera fila. La profesora entendía a las primeras filas como algo que daba status. Yo, por el contrario, quería estar en el fondo, dónde se podía cantar otra canción y nadie se daba cuenta.

los micrófonos estaban adelante.

12:17 PM  
Anonymous Anonymous said...

Pues sí... el Bel Canto nunca fue tu fuerte...tu, eras más de Cante Jondo...

Cada uno saca lo que tiene como puede.

A mi, cada año me elegían director de coro, es decir, movía las manos al más puro estilo Luis Cobos, frente a los cuarenta borregos de mi clase...y ni siquiera mi madre me veía la cara.

Yo siempre tuve envidia del compañero que se sentaba delante de mí en las asignaturas comunes.

A cada rato me pasaba ún dibujo o
caricatura acojonante... y yo... yo era incapaz de contestarle... simplemente escondía la cabeza para que el profesor no me viera reir.

12:24 PM  
Anonymous Anonymous said...

A mí, con gran dulzura, la de turno me pedía que cantara en playback para no arruinar el coro.

1:34 PM  
Blogger Ander Izagirre said...

A mí me atajaron las improbables aspiraciones musicales en plena infancia, con una rotundidad que no me dejó ningún trauma (éramos niños fuertes) y que hoy agradezco: tú no tienes oído, tienes oreja, me dijeron.

4:16 AM  

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