Pipo
Tuve un muñeco y era triste –ojos tristísimos, alucinados-. Lo compré en un bazar. Medía nueve centímetros de estatura y fumaba todo canuto que le colocabas en el agujero de la boca que, cada vez, se hacía más grande. Pipo no decía nada, Pipo no decía no. Esos ojos desencajados de mirada indiferente; las manos en los bolsillos. Uno tras otro, uno tras otro. La nariz achatándose de calor, ojos tristísimos. No había mañana para Pipo Fumador. Sólo un ahora de cáscara y vacío.
Sí, una vez tuve un muñeco y era triste.
5 Comments:
Bueno...tal vez tuviera los ojos tristes. Pero cómo nos hizo reír ese muñequito... Todos tuvimos el nuestro. Y además al final no le fue tan mal. Acabó siendo jugador de fútbol y me consta que le fue muy bien.
Una vez tuviste un muñeco, y tenía várices.
también.
Pipo jugaba de portero, así que no necesitaba los pulmones para hacer atajadas espectaculares.
Conseguimos rehabilitarlo.
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home