Plegarias atendidas

Me dijo que las cosas no habían salido del todo bien, con un tono neutro, haciendo equilibrio en hilo de alambre. En todo caso, de haber caído, una red la hubiese abrazado sin dejar que tocase el suelo. Pero ella no podía verlo así, porque las cosas no habían salido del todo bien.

Ha pasado, es cierto. Pero no pasa nada.

Las cosas no habían salido como esperaba. Ahora, la zozobra, el cansancio y el vacío que queda cuando la presión se va de golpe, hacen que le cueste relativizar la situación.

Bueno, se trata de una situación, algo pasajero. Ha ocurrido algo y ahora lo importante es lo que ella haga con eso.

Le dije:

Lo importante es lo que hagas con eso. Las historias son enrevesadas y los acontecimientos dan giros inesperados. Lo que ahora parece un fracaso, en el futuro, puede suponer el mayor de los éxitos.

(Utilicé dos palabras que no me gustan, éxito y fracaso, pero me hacen gracia: parecen maracas -ras-ras-.)

Todavía no le he dicho:

Hoy no sabes dónde encontrarás lo que buscas, puede que ni siquiera sepas qué es. Pero debes saber que habrá espejismos que te hagan dudar.

Pienso

y me viene la cita de Santa Teresa que inspiró a Truman Capote en su última novela:

Se llora más por las plegarias atendidas que por las no atendidas.

y los versos de T.S Eliot y ya también de Paco Sánchez:

enséñanos a que nos importe y a que no nos importe,
enséñanos a estar sentados tranquilos.

Pero claro, lleva tiempo verlo, porque las cosas no han salido del todo bien. Por eso, para acabar, recurro a lo tangible:

Cuando todo parece que marcha mal
ten en cuenta que puede ser que sólo lo parezca.
Por si acaso, quédate cerca de mí
a mi lado.

Casi nada, Los Planetas.