Cuestiones en el taller 1. Cuantas veces
No sé a cuento de qué y en medio de clase, la pequeña Gisela, de cinco años -séis según el calendario chino-, buscó gritando el asentimiento de Paquita, su madre, sentada al otro extremo de la mesa:
Mamá, ¿A que lo importante es ganar?
La Paquita quedó caliza: pálida y petrificada, ante las miradas atónitas y muy desconfiadas del resto de los niños, todos boquiabiertos. Sin darle tiempo a corroborar o desmentir esa tésis perniciosa, Lara lanzó otra pregunta a su amiga Gisela en voz muy alta, que a mí me pareció brillante:
¿Cuántas veces?
Reí mucho para mis adentros con aquella ocurrencia de Lara, a pesar del desconcierto general: ganar cuántas veces. Pensé luego que, desde muy pequeño, en el colegio me explicaron que lo importante era participar. Y divertirse. Mucho, enfatizaban los profesores más osados: lo importante es participar y divertirse, repetían obstinadamente. Mucho. Yendo a Jesuitas, relacionaba todas aquellas enseñanzas iniciáticas con la religión, que a mi tanto me gustaba, incluso con el misterioso y muy enrevesado concepto de bondad: si pierdo, encuentro. Sin embargo, a medida que transcurrieron los cursos, descubrí la volubilidad del enunciado. Participar no era importante, sino obligatorio, sobretodo si se quería ser alguien en la vida. Y también importaba ser competitivo, siempre y cuando se ganara siempre o casi siempre. Ante la perspectiva angustiosa de no ser en la vida, gran parte de mis compañeros compitieron y algunos ganaron de vez en cuando, no recuerdo qué, a costa de envejecer deprisa, cansándose pronto de todo pero siendo algo, cualquier cosa en la vida.
En cuanto a mi, lento y concienzudo en el aprendizaje, aún acababa de asimilar la vieja premisa que invitaba a lo importante, participar, y ya sólo me divertía el consuelo de perder. Mucho. Si alguna vez ganaba por error en algo o en cualquier cosa, me consumía la trémula sombra de la culpa. Por eso, el día justo antes de mi quinto cumpleaños -sexto según el calendario chino-, decidí súbitamente no participar ya nunca más, ser nada en la vida: ganar ninguna vez.
2 Comments:
te prometo que creía que era el post más original sobre Alberto Ruiz Gallardón, que ganó tantas tantas veces y ahora, derrotado, segun sus propias palabras, parece olvidar que lo importante es participar.
Y tener equipo que te apoye, claro.
Pero me imagino que al intentar ser nada, participas tal vez sin quererlo, y hasta ganas. Pero no sé, sólo me imagino, jaja.
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