Seneca D.F.
Primera hora de la mañana en el estudio y segundo día confeccionando un listado exhaustivo de ilustradores que parece interminable. Salgo al porche de la plaza para fumar un cigarrillo mientras pienso, sin poder evitarlo, en Mar de la Serenidad, el nombre de la calle de México D.F. donde vive uno de los dibujantes que he registrado y a la que, imagino ahora, me gustaría huir para leer a Séneca, de quien recuerdo muy a menudo esta cita: A los que corren en un laberinto, su misma velocidad los confunde.
En ese momento, un diálogo entre dos mujeres interrumpe mis desvaríos. La que cruza la plaza dando grandes zancadas no se detiene cuando pasa junto a la otra, que sigue a lo suyo, pasarle el mocho al suelo de peluquería:
- Qué fresco
- Parece que va a hacer buen día
- El sol
- A mi con tal de que no llueva
- Bueno, chica
Bueno, me digo yo también. Bueno. Y vuelvo en silencio al Mar de la Serenidad.
6 Comments:
Suena francamente bien. Mar de la serenidad.
Se presenta una tarde complicada: procuraré correr poco para no equivocarme. Y dejaré abierta la ventana. Al mar de la serenidad.
Seguro que ayuda.
A buen fin no hay mal principio (William Shakespeare) - pág.22
Escena II
EL ROSELLÓN. APOSENTO EN EL PALACIO DE LA CONDESA.
Entran la CONDESA y el BUFÓN.
LA CONDESA.- Vamos, señor, quiero probar ahora vuestros conocimientos
en el arte de saber vivir.
EL BUFÓN.- Veréis que estoy muy bien nutrido, y muy mal educado.
Indudablemente, no he nacido sino para la corte.
LA CONDESA.- ¡La corte! ¿Y qué haríais en ella, si la corte os da
asco? ¡Nada menos que la corte!
EL BUFÓN.- Verdaderamente, señora, que como Dios le conceda a un
hombre ciertas prendas, puede bien pronto desembarazarse en una corte.
Allí, quien no sabe gallardearse sobre sus piernas, quitarse el sombrero,
besar la mano sin hablar palabra, no tiene piernas, ni mano, ni boca, ni
sombrero; y un compañero semejante, seamos francos, no está en su sitio en
la corte. Pero en lo que a mí se refiere, tengo una respuesta adecuada
para todos los hombres.
LA CONDESA.- A fe que será una buena respuesta aquella que logre
satisfacer a todas las preguntas.
EL BUFÓN.- Es como la silla del barbero, que se acomoda a todas las
posaderas: a las posaderas en punta, a las posaderas redondas, a las
posaderas carnosas o a cualesquiera otras posaderas.
LA CONDESA.- ¿Vuestras respuestas son realmente tan hábiles que
cuadran bien a todas las preguntas?
EL BUFÓN.- Tan bien como diez groats en manos de un procurador, como
una corona francesa en una prostituta vestida de seda, como el junco de
Tib en el índice de Tom como disfraz en martes de Carnaval, la danza
morisca en el primer día de mayo, la clavija en su agujero Y los cuernos
en un cornudo, como una mujer regañona a un marido avinagrado, como los
labios de una monja a la boca de un fraile, como el «puding» a su
envoltura.
LA CONDESA.- ¿Tan universal es vuestra respuesta?
EL BUFÓN.- Desde vuestro duque a vuestro constable, se ajusta
perfectamente a todas las preguntas.
LA CONDESA.- Debe ser una respuesta inmensamente larga la que reúna
Bufonadas aparte
Buen lugar para estar, Mar de la serenidad.
Justo ayer puse una frase de Séneca en ladandy in brief.
Cuanto menos, es relajante
¿Será cierto que llegamos a comulgar en el "Mar de la tranquilidad"? Poco faltará para derribar el muro de la mentira. Sea cual sea ésta.
Bart mira a Skinner, que está muy serio y enfadado:
-SKINNER:-"Se que puedes leerme el pensamiento. Te voy a escoñar. Sí, lo has oído bien. Pienso palabras que jamás me atrevería a pronunciar." Bart mira a Homer, que está con cara preocupada:
-HOMER: -"Sé que puedes leerme el pensamiento, hijo: MIAU MIAU MIAU MIAU MIAU...."
1 beso guaperas
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