¡Copito, Copito!
Como a eresfea, también a mi los animales en cautiverio me producen una profunda melancolía. O aprensión. Tristes criaturas abúlicas de circo y zoológico. Galería de bichos despellejados esperando la comida en jaulas mal decoradas (mira ese matojo).
Me acuerdo del Zoo de Barcelona (1992). Sobre todo, del cuerpo hierático -ya no blanco sino rosado- de un Copito de Nieve ausente. Encaramado a su columpio, daba la espalda -haciendo un calvo, pensé entonces- a los visitantes que lo aclamaban con el mismo entusiasmo autómata con que se aplaude a un Borbón que visita la ciudad, ¡Copito, Copito!. No llegué a verle la cara al pobre gorila albino (y pelado), más bien ya Jamoncito York. Pero había una fotografía.
Antes de salir del Parque, pasé por la tienda de recuerdos. Compré una tetera de miniatura con la caricatura de Copito. No se parecía en casi nada.
4 Comments:
Sí..., en los zoos no hay jamón serrano, no hay patanegra.
La diferencia es que no queman fotos de "Copito"...
No me gustan los zoos. No me gustan las cárceles. No me gustan los animales en las ciudades. Dan pena. Sí.
desde cuando eres monarquico bufón?
Silencio
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