Justa literaria
Marta y yo nos queremos mucho; como amigos y compañeros de piso, por supuesto. Cuando el momento nos satura y nos encontramos los dos solos frente al mundo en nuestro piso de Barakaldo, necesitamos discutir. Sabemos, claro, de qué pie cojea el otro pero, por no herirnos directamente, recurrimos a nuestra cabeza de turco: José Saramago.
Ella lo ensalza con vehemencia y yo, sin haberlo leído nunca, le sacudo.
Pero no llega la sangre al río.
Afortunadamente, nunca alcanzaremos ningún acuerdo al respecto. Siempre estará ahí, en los momentos complicados.
Hasta más ver, Señor Saramago.
4 Comments:
Está genial tener un tema comodín en común con alguien. Son temas de los que se habla con automatismo, pensando en otras cosas. Pero quitan peso, alivio... aunque al final se diga siempre lo mismo.
Nosotros siempre acabamos concluyendo que la voz de Goytisolo es cada vez más triste, más apagada. Siempre hablamos de bugambillas.
¿Turco? yo siempre pensé que Saramago era portugués.
Aquí leyendote. Sigo tus letras día a día. A cada historia me sorprendo más. Gracias por la Heineken.
Yo también quiero una Heineken.
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