El Canodromo

Me han llamado drogadicto, han apostado que era homosexual. Pero nunca he oido decir que sea un genio.

Friday, September 28, 2007

La castaña


Tengo una castaña. No cualquier castaña. La mía es pilonga, con una rayita de rotulador verde que marca su eje central. No me la regaló un ángel, sino Ángela, la noche que nos despedimos en el irlandés de Moyúa.
Nos conocimos cuando ella empezó Bellas Artes, un año después que yo. Nos presentó Sandra, su prima y mi amiga, en medio de clase de Dibujo y Sistemas:

- Muñocín, enséñale tus dibujos a mi prima.


Un taco de ilustraciones y caricaturas.

- Hale, toma.

Dijo una sandez que no recuerdo. Creo que me llamó fondón.

Parece inglesa, o francesa, pensé; pálida, rubia natural, ojos azules. Rara. Una chica erasmus.

Ese día comimos juntos, en comedores. Ángela pidió Pizza. Se la dieron con sorpresa: un pelo largísimo y ondulado que le quitó el apetito. Le tomé el suyo: qué suerte, yo también quiero uno. Se rió. Me cayó simpática.

Por eso empecé a pasarme por delante de su clase de escultura: estaba modelando en arcilla una castaña pilonga sobredimensionada - me pareció estupendo que hiciese algo tan simple en una facultad donde abunda lo pretencioso-. Me quedaba clavado en la puerta y le hacía gestos desde el pasillo para hacerla reír cuando le atendía la profesora. A veces se escapaba y echábamos un cigarrillo, siempre mío. Así nos fuimos haciendo amigos:

- ¿Por qué llevas eso?

- Tengo codo de tenista.

- ¿Juegas a tenis?

- ¿Estás loco?

- Loco es un término muy amplio...

- Me caes bien, eres mofable.


También nos encontrábamos en el autobús:

- Tengo novio.

- Y a mi qué me cuentas.

- CROOOOACCC (eructo)

- Pero tú...

- Le conquisté así. Se fijó en mi cuando eructé en un autobús.


Luego vinieron las conversaciones de bar, o en alguno de los bancos del paseo de la ría -si había poco dinero-, con cerveza y a cualquier hora del día. Cenas, salidas nocturnas entre semana. Decenas de historias que no puedo contar aquí.

Ángela, que aparece y desaparece; que se acerca y que se aleja y que cuando llega, llega siempre tarde. Sabe cómo lograr que me enfade. Consigue hacerme rabiar:

- ¿Por qué te escondes, a veces?

Y se pone colorada:

- Pero si yo no desaparezco. Eres tú. Te echo de menos.

- Tramposa.

Ahora, Paloma, o Ángela, acaba la carrera en Estrasburgo. Bilbao, sin Caperucita Roja.

Y yo que tengo, sobre la mesa de dibujo, una castaña. No cualquier castaña. La rayita verde.

8 Comments:

Anonymous Anonymous said...

que bonitooo¡¡
...ves como vives en un mundo fantastico rodeado de seres especiales?
...
...como en un cuento
...como en el pais de nunca jamas...pequeño peter pan...
...
...yo tb quiero una caricatura¡¡¡
; )

2:20 AM  
Blogger J. said...

Pero tú eres más especial. Eres un Bizcocho que sabe escribir.

2:29 AM  
Anonymous Anonymous said...

...de especial nada...
...un bizcochito, mas bien migochito...
...que al intentar algo mas que cogerlo se desmiga...
...
...
...ainnsss estos jesuitas arquitectos...
...(es una pena salir del anonimato, pero...no mas mentiras)

3:29 AM  
Blogger J. said...

Jeje. Con lo de la coliflor me temía algo de esto, bizcochito.

Con lo de Cristo Rey, te pillé...

¿Cómo has encontrado el sitio?

No se te escapa una. Lo que habrás podido cotillear por aquí.

Abrazote.

¿Qué fue de los lacayos?

3:34 AM  
Anonymous Anonymous said...

mamón!!!!

4:43 AM  
Blogger Nodisparenalpianista said...

¿La naranja esta celosa? ¿Y que deice Puppy de todo esto? ¿Hay algún psicoalgo en la sala?
Por cierto, ha de ser un cañon una tronca que va ligando a base de eructos.

9:05 AM  
Blogger mòmo said...

Alabaría tu historia, por bonita, pero lo siento, me quedo con la puntilla que ha añadido Ángela. Por lo que se ve, la última palabra siempre es suya, jeje.

12:50 PM  
Blogger Juanan said...

¡Qué historia más tierna!

2:25 AM  

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